Tortilla del Pastor |
Tortilla del pastor o cuando lo más humilde se convierte en lo más grande.
Con esta delicia que compartía 'mi niña Lola' en su cocina, nos contaba cómo antiguamente, nuestras abuelas y madres, aprovechaban absolutamente todo, hasta las migas del pan tenían un buen uso; y es que a veces se nos olvida que este tipo de comidas ha salvado vidas y que nuestras madres y abuelas eran fieles al #meapañoconloquetengo o con lo que no tengo, en la mayoría de los casos, y con lo mínimo hacían grandes platos, riquísimos, apaciguando el hambre, y llenando el “buche” de los más hambrones con satisfacción.
Su Tortilla me gusta, porque me recuerda a una especie de tortillitas o buñuelos en forma de pequeñas quenelles, que hago con una mezcla de ingredientes similar, y que en casa llamamos repápalos en honor a la herencia culinaria de mis bisabuela y abuela, que eran extremeñas. Para hacerlas, las frío en abundante aceite, como si fueran buñuelos o croquetas, y las añado a la sopa de puchero, en casa nos encantan, sobre todo porque nos recuerda al reconfortante cocido de huevo que hacía mi madre, que no era otra cosa que sopa de pollo con fideos cabello de ángel y una matita de hierbabuena recién cortada de la maceta que cultivaba en la azotea y que nosotras disfrutábamos como si fuera maná.
El Club de la Tortilla Perfecta, se enorgullece de rescatar delicias como estas, que ayudan a preservar lo mejor de la cocina tradicional y de nuestras casas.
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